Pangolín
Sabemos que entre 2010 y 2015 las incautaciones se han incrementado en número y en cantidad, con una media 20 toneladas anuales", afirma Luis Suárez, responsable de Biodiversidad Terrestre de WWF España. Sin embargo, eso solo podría ser la punta del iceberg. El 11 de febrero de 2019 la entidad conservacionista Traffic alertaba de la incautación de 30 toneladas de carne de pangolín en Sabah, Malasia.
Según la UICN, en los últimos diez años la cifra de capturas anuales alcanza el millón de ejemplares. Pero hay recuentos bastante más pesimistas: un estudio reciente de la Universidad de Sussex cuantificaba en más 2,7 millones el total de pangolines cazados en un año en Camerún, la República Centroafricana, Guinea Ecuatorial, Gabón, la República Democrática del Congo y la República del Congo.
"Las especies asiáticas están prácticamente al borde de la extinción después de años de caza ilegal, en particular el pangolín malayo (Manis javanica) y el pangolín chino (Manis pentadactyla). Pero la creciente demanda de los mercados asiáticos ha puesto en el punto de mira a las poblaciones africanas, las cuales han registrado un descenso estimado de un 40% en los últimos años", dice Suárez, quien alerta de las dificultades de proteger a estos animales pequeños, huidizos y nocturnos que llevan décadas siendo cazados por comunidades locales en Asia y África.
Acuerdo internacional contra el comercio de especies
En este sentido, en 2016 se firmó un acuerdo internacional al amparo del Convenio CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) que podría poner fin definitivamente al comercio legal y proteger definitivamente a estos animales de la extinción. "El texto contemplaba transferir las ocho especies de pangolín al apéndice 1 del convenio CITES, lo que supone la prohibición total de cualquier tipo de comercio- señala Suárez-. A los países más afectados se les puede pedir que pongan en marcha planes de acción para frenar el tráfico, y a los países infractores se les pueden imponer sanciones comerciales, como la suspensión de cualquier producto incluido en el convenio (desde animales hasta madera), con el consiguiente perjuicio económico que ello conlleva".