No pierdas la esperanza, tu puedes ayudar a salvar a los animales en peligro.
Video Explicativo
¿Cuándo se considera una especie en peligro de extinción?
Se considera que una especie está en peligro de extinción cuando todos los representantes de la misma corren el riesgo de desaparecer de la faz de la Tierra.
¿Cuántos animales están en peligro de extinción?
Según datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el organismo internacional con mayor potestad sobre el problema, aproximadamente 5.200 especies de animales se encuentran en peligro de extinción en la actualidad. Además, en un desglose por clase, se encuentran en peligro de extinción el 11% de las aves, el 20% de los reptiles, el 34% de los peces y 25% de los anfibios y mamíferos.
¿Cómo evitar la extinción de especies?
No es una tarea fácil. Evitar que una especie desaparezca implica la puesta en marcha de una gran cantidad de recursos y acciones concretas. Algunas de ellas serían evitar la fragmentación de sus habitats, por ejemplo la deforestación; perseguir y castigar con dureza la caza ilegal y el tráfico de especies; la creación de reservas naturales; o el fomento de programas de reproducción, reintroducción y de mejora genética. La lucha contra la contaminación y el cambio climático también es la lucha por la conservación de muchos animales. Cada decisión personal tiene una consecuencia a nivel global en múltiples aspectos, de ahí la importancia de la concienciación social de la población.
¿Cómo salvar a los animales en peligro?
La destrucción de los hábitats, la sobreexplotación de los recursos naturales, el aumento de las especies invasoras, el temible calentamiento global, la mala calidad de las aguas o la contaminación ambiental son algunas de las principales amenazas contra los indefensos animales. Los ecosistemas están perdiendo equilibrio, actualmente nos encontramos en una extinción masiva de especies, una gran amenaza contra la biodiversidad. Todo parece afectar negativamente a los animales que corren un serio peligro de extinción. Pero nosotros como consumidores podemos modificar nuestros hábitos diarios para salvar el futuro de la variedad de seres vivos que pueblan el planeta, incluida la especie humana. Las medidas para proteger el medio ambiente no sólo están en manos de los gobiernos, sino también de cada uno de nosotros. La concienciación es fundamental para entender la problemática. Como ciudadanos del mundo, la biodiversidad puede parecer algo que escapa de nuestro control. Sin embargo, el aire que respiramos, el agua y la comida que ingerimos diariamente no serían posibles sin la variedad y abundancia de especies. Cuidar la biodiversidad permite que las especies sobrevivan, pero además es importante para garantizar que los seres humanos tengamos un futuro sobre el planeta. Nadie sin la ayuda de su entorno puede cambiar las cosas. Son la suma de pequeños esfuerzos a escala global puede tener un efecto importante para solucionar los problemas que se nos avecinan. Podemos empezar por hacer un consumo racional de los productos y solicitar el origen sostenible de los productos o las especies que se van a comprar. Siempre es mejor comer productos frescos, de temporada y producidos localmente que los alimentos transportados, empaquetados y congelados. Ante el cambio climático, los consumidores pueden reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al desplazarse en bicicleta, a pie u optar por ir en transporte público. En caso de necesitar el coche, se puede compartir con otras personas y conducir de forma eficiente. En casa el objetivo es reducir el consumo energético tanto para ahorrar dinero como proteger el entorno natural. Potenciar el uso de sistemas de energías renovables, la utilización de bombillas de bajo consumo, no abusar del aire acondicionado o de la climatización, comprar electrodomésticos con etiqueta de eficiencia energética y apagar cualquier sistema eléctrico que no se utilice. El agua es otro recurso escaso y que no valoramos suficiente, pues afecta de forma directa a la conservación de la biodiversidad. Los consumidores deben utilizarlo de forma responsable: una ducha gasta menos agua que un baño, mejorar el aprovechamiento del agua de lluvia. No regar el césped del jardín cuando no es necesario y reducir el uso de herbicidas y plaguicidas.